Cristóbal Rodrigues Pasos

f a m i l i a
Hijes con:
María de Sosa

Hijes:
Juana de Pazos y Sosa
Cristóbal Rodrigues Pasos
  • Nacimiento: 16??, Caminha, Portugal
  • Casado/a ??, ??, con María de Sosa
  • Fallecido/a: 16??, ?, Buenos Aires, Argentina
  • Ocupación: Traductor
  • Fuente: Roberto PEDREIRA - geneanet
  • Portugueses en el Río de la Plata en las Órdenes Terceras religiosas. San Francisco y Santo Domingo. Siglos XVII-XVIII
    Portuguese in the Third Orders in the River Plate. San Francisco y Santo Domingo. XVIIth - XVIIIth centuries
    Nora Siegrist nora.siegrist@gmail.com
    Universidad Católica Argentina, Argentina
    Cuadernos de H ideas, vol. 14, núm. 14, 2020
    Universidad Nacional de La Plata
    DOI: https://doi.org/10.24215/23139048e037

    "3. Bernardino (Rodríguez) de Sosa

    Si se continua con la historia de los primeros ministros de la VOT Franciscana el tercero de los ministros en 1699, fue Bernardino (Rodríguez de) Sosa. Su padre, Cristóbal Rodríguez Pasos, había nacido en Portugal, en Caminha. Este último, era un hombre con gran instrucción; llegó a traducir el idioma portugués en 1637, por designación del Gobernador Pedro Esteban Dávila. Este pedido se cumplió en un medio portuario con mucho flujo de portugueses, necesario de ello tanto a los efectos personales como comerciales. A pesar de los beneficios expresados brindados a la comunidad, fue desterrado con otros connacionales de Buenos Aires en 1643, por su naturaleza lusitana.

    Esta familia tuvo diferentes experiencias de extradición. En efecto, Jacinto de Láriz, gobernador en la ciudad (1646-1653)-enemigo acérrimo de Cristóbal Rodríguez Pasos- llegó a ocultar una Real Provisión de la Audiencia de Charcas que mandaba excluirlo de la medida (Molina, R. A., 2000, p. 654). Notable perjuicio para el portugués que luego logró permanecer y quedar radicado en Buenos Aires.

    Para la época del destierro de los portugueses en aquel año, Cristóbal contaba con 36 años. Señaló que estaba casado con hija de padres de igual origen, de un buen pasar económico. Que había entrado hacía 23 años atrás al puerto de Buenos Aires, sin licencia.

    Cabe destacar que, como hermana de Bernardino Rodríguez Sosa y con el nombre doña María de Sosa y Rodríguez, surge otra inmediata relación con otros portugueses. De hecho, ella contrajo enlace con Simón Pedro González de Acosta y Sanabria en 1646. Si se rescatan los datos genealógicos, el padre de este último, fue Antonio González de Acosta, nacido en Villafranca, Portugal. En el siglo, este último contrajo enlace en 1621 con doña María de Sanabria, descendiente de antiguos pobladores en la Gobernación del Río de la Plata. Estos últimos habían poseído tierras en Arrecife que explotaron convenientemente y legaron a sus descendientes.

    Antonio González de Acosta había entrado al territorio rioplatense, según el Memorial de Extranjeros en el año de 1598 (Molina, 2000, p. 316). Tiempo después, fue desterrado de Buenos Aires con otros portugueses. No obstante, la extradición no duró demasiado. Se conoce que más tarde, al momento de su fallecimiento, fue enterrado en el Convento de San Francisco de Buenos Aires, luego de testar en 1653 como especial benefactor de esta Orden.

    Si retomamos el tema de los terciarios franciscanos, vemos que Cristóbal Rodríguez Pasos, padre de Bernardino (ministro VOT en 1699), como el progenitor de su cuñado, Simón González de Acosta, habían sido expulsados por las leyes vigentes en cuanto al destierro de los portugueses. Toda una situación, si se considera que el descendiente citado, esgrimió el más alto cargo de la Orden Tercera de San Francisco en Buenos Aires tal lo fue, en 1699, el citado Bernardino Rodríguez de Sosa.

    En efecto, sus padres habían tenido una estrecha correspondencia con la orden franciscana regular, lo que les permitió ser enterrados en la misma Iglesia de San Francisco, distinción que les fue acordada. Eran militantes activos desde que esta pertenencia les venía desde su tierra de origen, Portugal, en donde el movimiento religioso terciario fue muy importante incluso desde el siglo XIII.

    Si se continúa con las filiaciones de este interesante grupo familiar, una hija de Bernardino Rodríguez de Sosa, de nombre doña Ana Sosa, en estrecha secuencia con su familia y el ideario franciscano, fue nombrada Abadesa de la Orden seglar de San Francisco en el año 1717, cargo máximo en el elenco femenino.

    No debe pensarse que el destierro respondía a supuestas apreciaciones acerca de cuál era el verdadero origen y religión de estos portugueses, de lo que mucho se ha hablado en la historiografía. Sin duda, en las medidas de la corona española se sostenía el resguardo de los intereses político-comerciales que afectaban de manera directa a España. En torno a estos sucesos es válido considerar que los que aparentemente comerciaban en el grupo de “confederados”, estaban casados con hijas de los “beneméritos”, lo que significaba -al parecer, en principio-, una contradicción.

    Esta situación era peculiar desde que expresó que los grupos respondían a intereses propios. En efecto, con respecto al comercio, se ha sostenido que los mismos tenían vigente en su tiempo -culturalmente-, la idea del contrato medieval. Se encontraban obligados a obedecer al monarca y soslayar medidas que los afectaba, bajo el lema: “obedezco pero no cumplo”. En efecto, en lo cotidiano, consideraban desvalorizados sus derechos y estimaban como lógico el procedimiento de resguardar sus bienes y fortunas.

    En medio de las conductas consideradas como poco leales a la monarquía en los lugares de residencia, son de destacar las reacciones que efectuaron los llamados confederados a favor de la misma, en el momento del desarme de Colonia del Sacramento en 1680, en manos de los lusitanos.

    Los que actuaron en la Orden franciscana como terciarios, se opusieron a que la Colonia quedara ocupada por los portugueses. En estas actitudes, existieron intereses personales en juego que no podían soslayar. Hubiera sido contraproducente para ellos favorecer a otros portugueses en cuestiones económicas que, personalmente, los perjudicaba.

    En tales circunstancias, un sector de ese origen dirigente de la VOT franciscana defendió su avecinamiento en Buenos Aires en mérito a sus casamientos con mujeres castellanas. Se dijo que algunas eran las descendientes de los primeros pobladores; en efecto, entre ellas se encuentran apellidos del siglo XVII muy reconocidos, como los indicados San Martín, Humanes, Romero de Santa Cruz, por no mencionar el muy antiguo, Sanabria.(10)

    10 - Los pormenores que afectaron a dichos pobladores -sin contar su adscripción temprana a la VOT de San Francisco- están referidos en trabajos de Reitano, Yanci Ferreira, Torre Revelo, Trelles, Birocco, por consignar sólo una parte de los autores."