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Cuando Gustavo se casó Aurora Benítez, preparó las siguientes palabras: "Ana - Gustavo, guarden los momentos de este día, como una reliquia en lo más profundo de sus corazones y junto con un poco de comprensión, respeto y mucho amor, para que les ayude a transitar el maravilloso y difícil camino donde hoy el Señor los ha iniciado" Tiene 2 hijas Vive en San Vicente - Córdoba - Córdoba ------------------------------------------------------------ FUENTE: http://vos.lavoz.com.ar/noche/gustavo-calderon-que-siga-musica Gustavo Calderón: Que siga la música Gustavo Calderón es el DJ de Córdoba que más tiempo lleva en el oficio. Y no tiene intenciones de parar. Por José Heinz 31/03/2012 Si nos guiamos por los años que lleva haciendo su trabajo, existe la posibilidad de que Gustavo Calderón te haya hecho bailar alguna vez, pero también a tus papás e incluso hasta a tus abuelos, en caso de que seas un lector bastante joven. Su trayectoria como DJ permite sostener esa chance: Gustavo pasa música desde el año 1971. Desde entonces desfiló por asaltos, night clubs, boliches, fiestas privadas o estudiantiles. Se supo adaptar a todos los formatos posibles a la hora de mezclar discos, desde el vinilo a la laptop. Le ha dado play a toda clase de artistas, desde Ray Conniff a David Guetta, desde Los Abuelos de la Nada a Depeche Mode. Vivió la movida beat criolla, la música disco que llegaba desde el norte, la escena new wave europea. Dijo presente cuando llegaron el synthpop, el house y todos los géneros que desde su inicio apuntaron hacia una pista de baile. Gustavo Calderón estuvo ahí, en todos esos momentos. Y todavía sigue al frente de una cabina, con el entusiasmo intacto, con las mismas ganas de poner a todos a bailar. "La música me llamó la atención desde siempre", dice hoy, con 60 años y más de cuatro décadas de carrera. "Empecé de adolescente, poniendo discos con dos Winco y un amplificador, algo muy elemental, ya ni me acuerdo cómo lo hacía. Cuando terminé la secundaria, sin experiencia pero con muchas ganas, me presenté en un lugar que se llamaba Kreo para ofrecer pasar música. Me parece que quedaba en Avellaneda y Ducasse. Me probaron y quedé. Fue mi primer trabajo", rememora. "En esa época sonaba mucha música nacional, como el grupo Safari, Los Náufragos, la movida de esos años. También me gustaba pasar buena música internacional, cosas de Janis Joplin o Joe Cocker", añade al recordar aquellos primeros años frente a las bandejas. Un tiempo más tarde, y a instancias de su amigo Mario Barrionuevo (otro recordado disc jockey de Córdoba que ya se retiró de la actividad), Calderón comenzó a picar vinilos en un local llamado Tía Dorotea, camino a Saldán, propiedad de Darío Martel y Enrique del Campo, dos musicalizadores de LV3. Aquellas noches, además de darle más experiencia en las mezclas, le abrieron las puertas para trabajar en RCA Victor, un importante sello discográfico nacional. "Era promotor. Ahí tenía que distribuir las novedades en los medios de comunicación, llevarles los discos a las radios. También pasé por Music Hall. Estuve metido en eso hasta el 78", cuenta. "Ese trabajo fue muy importante para mí asegura. La compañía nos llevaba dos veces al mes a Buenos Aires para capacitarnos. Nos enseñaban a escuchar y tratar de detectar posibles cortes de difusión. De ahí iban a las radios y los disc jockeys. Hoy, eso me sirve para encontrar buena música entre toda la información disponible que hay en Internet, del género que sea. Sé qué tema puede andar en una pista". Señor residente Un punto decisivo en la carrera de Calderón (y también de la noche de Córdoba) fue cuando comenzó a trabajar en Studio 1, uno de los primeros boliches de la ciudad tal como los entendemos hoy. El lugar estaba claramente inspirado en Studio 54, la legendaria discoteca de Nueva York que vivió el furor de la disco music en noches de sábados febriles y alocados. El dueño de Studio 1, el empresario Miguel Srur, pudo conocer aquel lugar y quiso replicar la experiencia una vez que regresó al sur. "Él trajo todo de Estados Unidos para armar Studio 1. Sonido, ambientación, todo", asegura el DJ, quien trabajó allí de 1981 a 1997. "Además, allá hizo contactos para que le enviaran a Argentina discos nuevos, cosas que acá eran inconseguibles agrega. Eso marcó mucho el estilo del lugar: vos podías poner algo y recién a los seis u ocho meses comenzaba a sonar en las radios de acá. Entonces había personas que reconocían alguna canción de haberla escuchado antes en Studio 1 o en Keops, donde eso también pasó muchísimo". Calderón no tiene más que palabras de agradecimiento para Srur, con quien mantuvo un vínculo laboral y afectivo durante muchos años. De hecho, podría decirse que la relación continúa hasta nuestros días. Si bien "don Miguel", como lo recuerda cariñosamente, falleció el año pasado, el pinchadiscos sigue trabajando en locales que manejan Sebastián y Julio, dos de los hijos del empresario. Desde hace 15 años, Gustavo pasa música en una de las pistas del boliche La Barra. Si uno se llega al lugar un viernes o un sábado lo va a poder ver en acción. Siempre fue un DJ residente antes que uno viajero. "Hoy está de moda en los boliches tener un DJ invitado todas las noches, pero generalmente hace música diferente al anterior y eso hace que se mezclen mucho los estilos. Si el dueño del lugar o el encargado de la cabina no controla bien esa situación, si no establece los límites de lo que se debe pasar y lo que no en ese boliche, se desfigura su propuesta. Hay que marcar una cancha", explica. "En otra época, el residente elegía su música, su estilo, algo que sólo iba a sonar en el lugar donde pinchara él, y así le daba el perfil continúa. Ahora todo es diferente. Si no ponés David Guetta en algún momento de la noche, vienen diez a reclamarte que lo pases". Aunque hoy también pasa música con su notebook, Calderón utiliza también CDs, "para no perder el toque artesanal que tiene empalmar dos ritmos". "Me gusta la música electrónica, pero no me dedico exclusivamente a eso. Yo siempre fui más hacia el pop", dice en relación a otros DJs metidos de lleno en los sonidos sintéticos. "Cuando paso clásicos, nunca lo hago con sus remezclas, siempre reproduzco las versiones originales. Un remix no puede perder la esencia de la canción", sentencia entre otros consejos que arroja a la hora de poner a punto una pista, un trabajo que todavía lo divierte y lo obliga a acostarse tarde los fines de semana. Todo indica que le queda cuerda para rato. "Aunque soy consciente de que es un trabajo, siempre lo viví como un hobbie", plantea. Y añade, como para que no queden dudas: "El día que me levante sin ganas, va a ser cuando deje de pasar música. Pero hasta ahora no me ha pasado nunca". | |||||